jueves, 13 de octubre de 2011

Estreno

Anoche terminé durmiendo tres horas. Y hoy no he conseguido, aunque tampoco lo he intentado mucho, sacar a Luz de mi cabeza. No deja de sorprenderme. Conociéndola cuanto la conozco. En realidad poco.

Hoy quería estrenar. No se bien si por mi o para ver su reacción. Supongo que una mezcla de las dos cosas. Lo que estoy seguro es que no estaba buscando confirmación. No es que me diera igual. Pero no era eso lo que andaba buscando. Ah, claro, quería estrenar ese "usted", aunque siento que me gusta más el Lei.

Y se me han ocurrido un rato de pensamientos raros. Y no quieran saber qué significa raro... me ha vuelto a pasar por la cabeza la relación entre bdsm y religión. Si, se me ha ido la olla. La comparación es acongojante y que nadie la tome al pie de la letra. Pero me acordado de aquel que en teoría viene a sufrir para salvar al mundo... joder... lo que se me va la cabeza. En realidad no, no se me está yendo la cabeza, y supongo que hasta como idea debe ser común: el sumiso como medio de redención. Común, o al menos no única entre sumisos.

Me he puesto a leer algunas parte de Totalidad e Infinito, aquellas sobre rostro, entrega y eros. Pensé que a Luz le iban a encantar. De hecho, le iba a regalar el libro. Ya me vale regalar un libro de meta-física, jeje.

La busco, te busco Luz. Más de lo que te imaginas. Dejo abierto el correo para ver si hay suerte y te conectas. Tengo la sensación de que hablamos cuando Luz quiere. Esto no me molesta. No es que me llene de alegría pero no me genera problemas. Eso si, espero tu llamada. Creo que te di mi número casi enseguida de conocerte. Y me dijiste que me llamarías. Cada vez que veo un número que no conozco pienso en Luz, jejeje. Un poco obsesivo, ejjejjeje. Pelín no más.

1 comentario:

  1. Y te estrenaste con el Usted, ya lo creo, y suena tan bien cuando lo dices tú, con ese ligero acento madrileño, y mucho más cuando dices Signora... me pierde, escucharte me pierde. Y ese Usted viniendo de alguien que justo estaba diciendo "yo trato a todo el mundo de tú, porque me parece que el respeto no está en el tratamiento", pues aun tiene más valor. ¿Era una orden? Sonó a tal, pero no lo era, como ninguna de las cosas que te pido. Son deseos, mis deseos, mis preferencias, y tú me consientes, me concedes mis deseos, y me siento como una princesa de cuento, la Reina de un país mítico.

    Sí, te estrenaste, y eso lo cambió todo.

    ResponderEliminar