domingo, 4 de diciembre de 2011

Y mi nombre significa Luz

- ¿Y de donde viene tu nick? - Por aquel entonces aún nos tratábamos de tú, en cordialidad y conversando distendidamente. - Pues mi nick viene de que me gustan los nombres rusos, no me preguntes porqué, quizá es que en otra vida fuí rusa, y ese nick es el que tenía cuando aparecí en Sométeme y en la comunidad BDSM, después de bastante tiempo moviéndome por otros lares y otro tipo de ambientes. La verdad es que me dió por ver su significado, y al ver que significaba a la vez Luz y que en su variante árabe significaba la Soberana, pensé que nada ocurre porque sí.

Y ahora que vuelvo atrás en el tiempo, me doy cuenta de que así es, que nada ocurre porque sí.

Lo reconozco, a pesar de parecer una persona sociable, amable, cordial, próxima, y atenta, y de apreciar y querer a muchas personas, en realidad estoy mucho más en mi salsa en las sombras de mi pequeño mundo interior. Y no es fácil llegar a ese mundo interior. Y mucho menos instalarse en él.

No se llega a él por ningún camino marcado en un mapa, ni siquiera yo misma recuerdo a veces el camino, y no es que siga uno diferente cada vez para despistar a los que intenten llegar a él, es simplemente que mi mapa cambia constantemente y no es sencillo mantener las actualizaciones al día. Se requiere de una inquietud, una curiosidad, y una flexibilidad que desafían las teorías del espacio y del tiempo, y sobre todo se requiere de una atención constante, de una intención sincera de conocer el territorio, aunque el territorio no haga a la persona. Es decir, sólo un explorador indómito puede acercarse a mi valle y decidir que esa tierra cambiante es un buen lugar para quedarse a vivir.

Pero es que si solo fuera eso... pero no, también requiere tenacidad, no solo para llegar, sinó para quedarse. La Luz puede reflejarse, emitirse, proyectarse, pero no puede atraparse. Puedes provocar que exista luz, dando al interruptor adecuado, pero nadie te garantiza que siga llegando la corriente mañana, y por eso la personita que esté a mi lado tiene una árdua labor por delante: mantener viva esa corriente, esa ilusión que hace que cada momento compartido sea una chispa que lo encienda todo, que se mantenga viva la llama de ese fuego que se encendió a partir de una simple frase: "machiavelli, a mi a partir de ahora, de Usted".

Enmarcada dentro de la conversación que manteníamos en la sala de chat, esa frase no parecía tener la trascendencia que después tuvo, ese catalizador tanto de su noche de insomnio, como de mi despertar a su presencia, de verle con nuevos ojos y desde una perspectiva renovada. Ese comentario que no pretendía ser una orden, sinó algo divertido, se convirtió casi en el emblema de nuestro escudo de armas.

Esa noche yo dormí plácidamente, ajena al alud que había provocado, igual que había querido permanecer ajena a sus aproximaciones. Pero si hay algo realmente mágico en esta vida es cuando las piezas de nuestro puzzle encajan, y no solo del nuestro, sinó el de las personas que nos rodean. Hizo falta que una amiga común me hiciera ver todo lo que él estaba haciendo por buscarme, por saber de mi, por tenerme cerca, para caer en la cuenta de todos los comentarios que indirectamente me dirigía en el chat, de que detrás de un "hola, ¿como estás?" había mucho más de lo que parecía (igual que en la Princesa Prometida, cuando el humilde trabajador de la granja le respondía "lo que desees" a cada orden que la bella campesina le daba).

Y ajena era también a este blog y a su contenido, y al leerlo no he podido evitar sentirme emocionada al ser el centro de esta adoración profunda, sincera, entregada, a una confianza sin límites, que al mismo tiempo me colma de felicidad, pero también me hace darme cuenta de la terrible responsabilidad que conlleva. Y es que no es sencillo ser transparente para alguien, ofrecerse y aceptar en el mismo grado, abrirse en canal y mostrar hasta los más ocultos secretos, las vergüenzas, los miedos, incluso aventurarse a seguir explorando sin saber muy bien qué es lo que se va a encontrar. Pero al mismo tiempo esa misma transparencia es la libertad máxima a la que puede llegar un ser humano.

Y es gracias a tí que ahora mis aguas son cristalinas y más dulces que nunca, machi{AmAly}. Gracias por este regalo y por tantos otros que de seguro no podré terminar de enumerar aunque lo intente, y gracias por perseverar hasta que abrí los ojos, sin tí, ahora no estaríamos aquí.

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